Comprender el miedo, sanar el trauma:


un camino hacia la libertad interior


Hoy en día vemos por todas partes consejos sobre cómo manejar la ansiedad y el pánico.
Respiraciones, distracciones, rituales, frases positivas.
Algunas de estas técnicas funcionan un momento, sí… pero casi siempre ocurre lo mismo: la calma es pasajera, y la raíz del miedo sigue intacta

Lo único que trae verdadera sanación es comprender cómo funciona nuestra mente – nuestro ego.


El miedo y la ilusión del ego
Cuando estamos en medio del miedo, lo sentimos como absolutamente real:
el corazón late con fuerza, la respiración se corta, los pensamientos se agolpan.
Todo en nosotros grita: “¡Es peligroso!”
En esos momentos las técnicas resultan tentadoras porque traen un alivio breve.
Pero mientras la mente no reconozca que ese miedo no es la realidad en sí, volveremos una y otra vez al mismo círculo.
En el yoga, los Yoga Sutras de Patanjali nos dicen que la causa de nuestro sufrimiento (duḥkha) no está en las circunstancias externas, sino en los movimientos de la mente (citta vṛtti).
El ego (ahaṃkāra) es esa parte del espíritu que se identifica constantemente con el “yo” y con el “mío”.
Y cuando creemos que somos nuestros pensamientos, dudas y análisis (manas, buddhi), quedamos atrapados en la ilusión.

La verdadera liberación
La auténtica sanación ocurre cuando comprendemos:
“Yo no soy mis pensamientos, no soy mi ego, no soy mi miedo.”
Eso no es solo una idea intelectual, sino una experiencia directa.
En la tradición del yoga se llama viveka – la capacidad de discernir qué es real y qué es solo proyección de la mente.
Cuando empezamos a ver desde esa claridad, la ansiedad pierde poder.
El trauma deja de dominarnos.

Trauma: el dolor que pide ser visto
Mientras intentemos analizar, dividir o esconder el trauma, seguirá siendo una sombra que nos acompaña.
Aparece en los sueños, en las relaciones, en reacciones que ni entendemos de nosotros mismos.
El dolor no desaparece con evasiones ni con distracciones.
Podemos enterrarlo por un tiempo… pero tarde o temprano regresa con más fuerza: en forma de enfermedad, de vacío, de quiebre interior.

La verdad es simple:
solo cuando nos volvemos silenciosos y tenemos el valor de mirar de frente al dolor, podemos atravesarlo y liberarlo..

Ejemplo desde la vida diaria
Alguien con ansiedad puede aprender a respirar profundamente para calmarse en medio de una crisis. Eso ayuda, sí, pero al día siguiente la misma sensación puede regresar.
En cambio, si esa persona aprende a observar: “Esto que siento es un movimiento de mi mente, no es mi esencia”, el miedo empieza a perder fuerza.
Poco a poco, en lugar de reaccionar con pánico, surge una distancia interior: un espacio de libertad.

El camino de la paciencia

Este proceso no es rápido ni fácil.
Requiere paciencia, honestidad y entrega.
Implica dejar de buscar atajos y atreverse a caminar hacia adentro.
Sanar no es mirar hacia otro lado.
No es calmar síntomas.
Es sentir, comprender, atravesar.
No es el camino cómodo.
Pero sí es el único que nos conduce a la verdadera libertad.
Como dice la filosofía del yoga:


La verdad es simple:
solo cuando nos volvemos silenciosos y tenemos el valor de mirar de frente al dolor, podemos atravesarlo y liberarlo..


Y allí, en ese silencio, descubrimos que somos mucho más que nuestros miedos y traumas:
somos conciencia, somos vida, somos libertad.


Como dicen los Yoga Sutras de Patanjali:
“Yogaś citta-vṛtti-nirodhaḥ” – el yoga es el cese de las fluctuaciones de la mente.


Y esta práctica te ayuda justamente a experimentar ese silencio más allá del miedo.


Ejercicio de observación del miedo
Siéntate en un lugar tranquilo. Cierra los ojos.
Permite que aparezca un pensamiento de miedo o una sensación incómoda.
En lugar de luchar, di en silencio:
“Esto no soy yo. Yo no soy mis pensamientos”
Respira profundamente y observa cómo la sensación viene y se va como una ola.
Quédate unos minutos en ese espacio de observación, sin querer cambiar nada.

“Cuanto más practiques esto, más reconocerás que tú no eres tus pensamientos, ni tu miedo. Eres la conciencia que observa.”


Comments

One response to “Comprender el miedo, sanar el trauma:”

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