Cuando dejamos de estar en contra

¿Por qué estamos tantas veces en contra de lo que sucede?
Es casi un reflejo. Algo ocurre y enseguida aparece en nosotros la resistencia:
«Así no lo quería.»
«Esto no debería ser así.»
«Tenía que haber pasado de otra manera.»

Todos conocemos estas frases interiores. Son tan habituales que casi no nos damos cuenta de cuánto condicionan nuestra vida.

Un ejemplo:
Estás en un atasco. Estás cansada, con prisa, y todo en ti grita: «Esto no puede ser.» Pero, luches o no, los coches no avanzan más rápido. Tu resistencia no cambia la realidad, solo te cambia a ti: te pones tensa, irritable, incluso enfadada.

Otro ejemplo:
Alguien te dice algo que te duele. Inmediatamente surge el pensamiento: «No debería hablarme así.» Y quizá esa persona no tenga razón. Pero mientras tú peleas internamente contra lo sucedido, el dolor crece en ti, no en ella. Tu resistencia solo alimenta aquello de lo que quieres liberarte.

Ese es el gran paradoja: al estar en contra, inflamos aún más el problema dentro de nosotros. Lo nutrimos con nuestra energía – y por eso nos sentimos peor.


El punto de inflexión: dejar de luchar

En el momento en que dejamos de pelear contra la vida, algo cambia.
Ya no desperdiciamos nuestra fuerza pensando «Debería ser distinto.»
Salimos del combate interior y comenzamos a respirar al ritmo del universo.

De repente la mirada se aclara. La calma aparece. Y con la calma regresa también la fuerza interior.

Aceptar no significa aguantarlo todo en silencio. Tampoco significa quedarnos pasivos.
Aceptar significa: «Sí, así es ahora. Y desde aquí comienzo.»

Mientras nos resistimos a la realidad, la energía se nos escurre entre los dedos.
Pero cuando decimos: «Así es,» volvemos a tomar el timón de nuestra vida – y el motor vuelve a arrancar.


La imagen del río

Imagina a alguien de pie junto a un río que se queja:
«El agua está demasiado fría, la corriente demasiado fuerte, las piedras demasiado resbaladizas.»

Por mucho que proteste, no ve que a su lado ya tiene una barca y unos remos.
Solo cuando acepta el río tal como es, deja de quejarse, sube a la barca, toma los remos – y de pronto encuentra dirección y fuerza.

Así es también con nuestra vida: solo en la aceptación se abre el camino hacia la acción.


El inicio de la verdadera acción

La aceptación no es el final de la acción – es su origen.
Mientras corremos contra la realidad, perdemos fuerza y claridad.
Pero cuando aceptamos lo que es, dejamos de enredarnos en la ilusión.

Patañjali describe en los Yoga Sutras las cinco Kleśas, las raíces de nuestro sufrimiento (II.3–II.5):

  • Avidyā – ignorancia: No vemos la realidad como es, sino como quisiéramos que fuera. De ahí nace la resistencia.
  • Asmitā – falsa identificación: Tomamos lo pasajero por nuestro verdadero ser y nos perdemos en papeles e imágenes.
  • Rāga – apego: Nos aferramos a lo que nos da placer y sufrimos cuando desaparece.
  • Dveṣa – aversión: Rechazamos lo desagradable y gastamos energía luchando contra ello.
  • Abhiniveśa – miedo a la muerte: Tememos el final y nos resistimos desesperadamente a lo inevitable.

Todas estas Kleśas tienen algo en común: alimentan la resistencia contra lo que es. Nos mantienen atrapados en un interminable estar en contra.

Pero en el momento en que reconocemos: «Así es,» la resistencia se disuelve.
La energía que antes estaba atada a la lucha queda libre.
Y es justamente esa energía la que necesitamos – para tomar decisiones claras, para dar pasos valientes, para actuar no desde el miedo, sino desde la verdad.

Como dice Patañjali en el Sutra I.12:
«Las fluctuaciones de la mente se aquietan mediante la práctica constante y el desapego.»
Solo en esa quietud nace la verdadera acción.


Una pequeña invitación para hoy

Observa hoy en qué momentos estás en contra.
¿Es el clima? ¿Un comentario de alguien? ¿Un pequeño contratiempo?

Detente un instante y siente:
¿Qué ocurre si simplemente digo: «Sí, así es ahora.»?

Quizá notes que la tensión se suaviza.
Que se abre un espacio interior.
Y que justamente en ese espacio comienza la libertad.

Porque cada instante no es un callejón sin salida, sino una puerta.
Y cuando reconoces esa puerta, la vida misma empieza a abrirte nuevos caminos.

Este camino de aceptación y claridad es también la base de nuestro próximo Retiro, donde exploraremos juntos cómo soltar la resistencia y volver a la calma interior. Si sientes que es tu momento de profundizar, aquí encontrarás toda la información: [Link al retiro].


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